Es el daño deliberado de tipo físico o psicológico ejercido contra cualquier persona en razón de su género. Provoca daño a su identidad, integridad, dignidad y seguridad humana. Estos actos se manifiestan en diversos ámbitos de la vida social y política entre los que se encuentran la propia familia, la escuela, la iglesia y el Estado.
Se ejerce contra alguien que se considera que se ha separado del estereotipo que tradicionalmente le corresponde por aprendizaje social; es decir que no cumple el papel o función que socialmente se le ha asignado.
A nivel de la organización implica visibilizar la violencia desde sus diferentes dimensiones como un problema de salud pública, estructural, multicausal y generacional. Basadas en un sistema patriarcal que refuerza las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres en una sociedad que la naturaliza, la tolera y la reproduce.